
Las espadas están en todo lo alto
en el mayor espectáculo baloncestístico español. La final de la Liga Endesa vuela a la
ciudad condal con el 1-1 entre merengues y culés, tras la victoria de ayer por
parte del cuadro de Pablo Laso (todavía maltrecho de su tendón de aquiles)
donde destacaron un gran Rudy Fernández, un decisivo “Chacho”, y un sólido y
sorprendente juego interior conformado por la dupla Bourousis y Mejri.
Los blancos salieron con el
cuchillo entre los dientes, conscientes de lo vital del choque para mantenerse
con vida en la serie, en un extraordinario primer cuarto en el que se estableció la renta que marcaría el resto
del encuentro (22-10 a
2 minutos de concluir el cuarto), en parte provocada por la actitud más
conservadora y relajada de los
blaugranas con respecto al jueves pasado
al saber que ya habían robado el factor cancha. El primer cuarto acabó con una
diferencia de 24-14 para los locales, cimentado en una excelente labor en
defensa y en el rebote, destacando la irrupción estelar del tunecino Mejri y un
consistente Rudy que terminó como máximo anotador de su equipo con 17 puntos.
Sin embargo en el Barcelona cundió el desacierto, las pérdidas de balón, la
pasividad y la falta de ideas en todos los lados de la cancha.
El segundo cuarto fue un cuarto
de transición con un tanteo muy igualado (16-16 concluyó el parcial del
cuarto), donde el Barça comenzó a coger el ritmo del partido, incrementando los
porcentajes en todas las facetas del juego y mostrándose más férreos ante el
ataque del Madrid. El juego se fue espesando poco a poco, con una cantidad
mayor de faltas y un ritmo trabado, consiguiendo romper el caudal ofensivo
madridista. El partido llegó al descanso
con una distancia siempre en torno 10 puntos (40-30 al descanso).
Tras el descanso los culés
plantearon una zona como novedad táctica que Rudy y la pareja de interiores
madridista, Mejri y Bourousis con 39 de valoración entre ambos y siendo muy
superiores en la pintura al juego interior del Barça, se encargaron de
encontrarle las debilidades, en un principio, logrando aumentar la diferencia
mínimamente. Xavi Pascual durante el transcurso del cuarto consiguió realizar
los ajustes necesarios en defensa, y junto con la aparición del puntal ofensivo
Oleson (17 puntos) y el buen hacer de Navarro en el partido (15 puntos) decantaron
el cuarto para los catalanes. La renta de los locales se vio reducida a 7
puntos finalizado el tercer cuarto (58-51).
Para el último cuarto los equipos
se guardaron la traca final en el plano ofensivo. Festival de triples en los
primeros minutos de cuarto que maquillaron los horrendos porcentajes
acreditados por ambos conjuntos hasta ese momento, especialmente inspirados
Sergio Rodríguez y Brad Oleson por cada bando. El Barcelona comenzó con mucha
fuerza, llegándose a colocar a 4 puntos (58-54), pero pronto se comprobó que la
lacra de un juego interior desacertado (entre Lampe y Tomic 6 puntos) y un
discreto Marcelinho en la dirección no podría doblegar a un Madrid desatado con
un “Chacho” decisivo en los instantes finales (10 puntos y 5 asistencias en el
cuarto). Esta genial actuación y el hecho de que el equipo culé no se pusiera
ninguna vez por delante en el marcador (no sabiendo jugar con los nervios y las
ansias de los blancos) finiquitaron el partido con el resultado 87-78. El
Clásico del baloncesto español deja el Palacio de los Deportes para marcharse
al Palau Blaugrana donde se presenta un tercer partido de la final clave para
dilucidar quién será el campeón.
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